Varios centenares de canciones populares, que alguna vez fueron interpretadas en ese rincón donde se mezclan las dos Castillas y Aragón, el Alto Jalón, constituyen el eje de un libro en el que también se recoge una extraordinaria peripecia vital, se apunta un estudio antropológico y se recupera la memoria histórica de un territorio que apenas tiene ya quien lo recuerde.
"Cantares de Jota en el Alto Jalón" (Silsania Books) es, como se indica en el subtítulo, una recopilación de coplas cantadas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX: quinientas veintiocho canciones sobre los temas como el amor y el desamor, costumbristas, de carácter social, religioso, humorísticas…
Y junto a estas coplas, la figura de su recopilador, Nemesio García Huerta, un personaje que representa lo que pudo ser y no fue en las convulsas primeras décadas del siglo pasado: de origen humilde llegó a ser secretario de ayuntamiento, se metió en política, sufrió el exilio y pasó por los campos de concentración franceses tras la Guerra Civil.
Con varias trágicas pérdidas a cuestas, Nemesio García, en el exilio, se dedica a recopilar en un cuaderno sus opiniones e ideas sobre la jota y escribe "varios cientos de cantares, estribillos y despedidas" que él mismo "cantó u oyó cantar a lo largo de su vida”, según explica la editora del libro, Cristina Benito Sánchez, biznieta del autor.
Cristina Benito ha editado ahora esta recopilación en una obra en la que, tal y como recoge en su prólogo, se ha dejado guiar "por el mismo espíritu didáctico" de su bisabuelo para "incluir comentarios al texto para ayudar a su comprensión".
El conciso relato de la vida del protagonista, recogido en la introducción que hace Cristina Benito del recopilatorio, ofrece el boceto de una persona excepcional inmersa en una "extraordinaria y extravagante situación", tal como escribió en su momento.
Tuvo que abandonar los estudios a los doce años, algo muy común en aquella España rural, para dedicarse a la agricultura y la ganadería. No obstante, gracias al empeño de un maestro y su predisposición, logró estudiar para hacerse secretario de ayuntamiento, cargo que ocupó en distintos pueblos de Soria y Zaragoza. Terminó ocupando el puesto en su pueblo natal, Benamira, donde ejercía con la llegada de la II República, el golpe de Estado del 36 y la Guerra.
Las disputas y rencores de aquellos años le obligaron a escapar de su pueblo, donde poco después lincharon a uno de sus hijos. Otros dos murieron en la guerra, su única hija fue encarcelada tras la guerra y su mujer y el pequeño de sus hijos fueron expulsados del pueblo.
Marchó al exilio tras la derrota de la República, fue confinado en los campos de concentración de Vichy y fue allí, para combatir la soledad y la tristeza, cuando se dedicó a recopilar los "cantares" que recordaba , "por llanos e insípidos que sean"
Unos cantares que, como señala Cristina Benito, retratan "la vida en aquella región de España", una sociedad rural "atrasada y asfixiante, sujeta a los mandatos de la Iglesia y al constante escrutinio de los demás", un mundo "terriblemente machista".
Lenguaje culto y vulgar
Nemesio García, que dejó escritos numerosos textos de diversa índole (memorias, ensayos, teatro…), da curso a "su pensamiento o narra algunas anécdotas costumbristas" en el texto que introduce su recopilación, con registros en los que se mezcla el vocabulario culto y el vulgar, con una "espontaneidad" en la que radica buena parte de su encanto, según explica Cristina Benito.
Aunque Nemesio tituló su cuaderno "Setecientos y media docena más de cantares de la jota de España", se han perdido nueve de los cincuenta y dos folios originales del cuaderno.
En ellos recoge todo tipo de temáticas, aunque deja fuera las que considera "pornográficas", porque es una "indecencia" y dice "muy poco en favor de quien las canta" y porque "todavía está más feo dejarlo escrito en un libro".
La recopilación incluye cantares antiguos y modernos, algunos compuestos "dentro de la mayor ignorancia y buena fe, sin otro fin que el de componer un verso que suene un poco bien", otros "compuestos por inteligencias algo más desarrolladas" y otros, finalmente, "que arrancan de lo hondo del corazón para llevar a otro la alegría o el sentimiento".
Todo ello trufado de modismos propios y compartidos de esta encrucijada entre Soria, Zaragoza y Guadalajara, referencias locales y términos hoy ya casi en desuso que, sin embargo, no empañan la comprensión del texto.Como escribió Nemesio García en referencia a las coplas más antiguas, pero aplicable ahora a casi todas estos versos, "puede verse por ellos la vida de nuestros antepasados".
Jose Luis Fernandez Checa es periodista ambiental y cofundador de EFEverde.com
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